Manuel Merino acaba de asumir la presidencia de manera interina. El ahora mandatario juró por Dios y por la patria, y añadió que respetará la libertad de culto, reconociendo la importancia de la iglesia católica para el país. Lo hizo en presencia de otros parlamentarios y acompañado de los líderes de las Fuerzas Armadas. La ceremonia se dio con celeridad en medio de protestas en el centro de la ciudad. 

Tras entonar el himno nacional, Merino se dirigió al país y agradeció a los Congresistas por la confianza de defender al país en una transición democrática, pese a las críticas que enfrenta su gestión desde el primer día. Reiteró varias veces que la vacancia se dio respetando el debido proceso y llamó a la calma. Indicó que su investidura no es motivo de celebración, ya que el país atraviesa una dura crisis.

La bancada del Partido Morado no asistió a la juramentación como forma de protesta por la transición. El congresista Gino Costa llamó a la ciudadanía a mantenerse vigilante y movilizada. 

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Uno de los anuncios más importantes fue el respeto a las elecciones que han sido convocadas para el próximo 11 de abril. Garantizó el respeto a la independencia de las autoridades electorales para llevar a cabo el proceso. 

Habló de preparar el sector salud para una segunda ola de coronavirus, pero no dio mayores alcances sobre las medidas que tomará, salvo indicar que mantendrá a los equipos médicos. Además, se comprometió a trabajar de la mano con los gobiernos regionales para atender sus necesidades.

En nombre de Belaúnde y Paniagua, Merino aseguró que luchará contra la corrupción y los arreglos bajo la mesa. Hizo una llamado a la unidad del país y finalizó que se ha construido una familia en el Parlamento junto a los congresistas que siempre han buscado el diálogo democrático, por lo que convocará una administración de ancha baso que no distinga colores políticos.

De esta manera, se consuma la usurpación del poder disfrazada de proceso democrático. Se han utilizado recursos constitucionales a conveniencia de grupos interesados que conforman el Congreso. De este modo, la concentración del poder está en manos del Parlamento y sus fines, como es evidente por su actuación de los últimos meses.