El famoso actor estadounidense se une a Pedro Pascal en la entretenida película que combina humor con acción, donde interpreta una versión ficcionalizada de sí mismo. Ya la puedes ver en cines.
Una inusual comedia. Las críticas lo alaban y a la vez la consideran la mejor cinta de todo el arsenal de Cage, en donde demuestra toda su capacidad y destreza actoral ante una gran interrogante: ¿Podrá Nicolas Cage interpretar a Nicolas Cage?
La comedia que el guionista y realizador Tom Gormican finalmente (luego de varios intentos) pudo concretar tras algunos años tratando de que el actor californiano aceptara ser su protagonista, encarnando una versión ficcionalizada de él, en donde sabremos el verdadero Peso del Talento.
El ganador de un Oscar (1995) se encuentra en un gran y lo reafirma en esta divertida realización que ya puedes disfrutar en todos los cines a nivel nacional, en donde podremos observar como Cage durante el relato enfrenta muchas de sus complicaciones.
La película inicia cuando el actor, que suele tener conversaciones con una variante imaginaria de sí mismo -más joven y arrogante-, trata de obtener el papel que marcará una nueva y más importante etapa de su carrera. Sin embargo, la improvisada y algo enfática interpretación que ofrece ante el guionista que creó el personaje, hace que pierda el rol.
Ante esto y la mera posibilidad de que lo corran del hotel en el que vive por la abultada cuenta que allí adeuda, decide aceptar a regañadientes el ser el invitado principal en el cumpleaños de un magnate español por un millón de dólares.
Lo que él ignora es que su interlocutor es nada más y nada menos que el millonario que lo contrató para su celebración: Javi Gutiérrez (Pedro Pascal), un comprensivo aspirante a guionista que solo quiere hacer feliz al actor de Hollywood que admira.
Pero en la isla Cage no se encuentra solo, sino que también los agentes del CIA que siguen los pasos de Gutiérrez, quien es un traficante de armas que además estaría involucrado en el secuestro de la hija de un político catalán. Sin embargo, y a pesar de que la CIA lo recluta para vigilarlo, Cage entabla una profunda amistad con su cálido anfitrión, con quien planifica la película de sus vidas y protagonizan una disparatada escena tras consumir LSD.
Y es precisamente ese vínculo, reafirmado por la gran interacción de sus protagonistas, el que se convierte en el motor de una película entretenida y entrañable; donde además Cage demuestra todo el peso de su talento.
Escribe: Samuel Hurtado Cárdenas (@cinesamu)