«[Huayna Cápac] recibió malas noticias del Cusco, donde le avisaban que reinaba una peste general y cruel, de que habían muerto Auqui-Topa- Inga, su hermano, y Apoc Iliaquita su tío, a los cuales había dejado como gobernantes, al partir, Mama Toca, su hermana, y otros principales señores de su familia habían muerto de la misma manera… «

Y fue con estas líneas con que Cabello de Balboa nos proveía de uno de los primeros registros escritos, junto con el de Pedro Cieza de León y el de Cristóbal Vaca de Castro, sobre la llegada de una gran plaga a tierras de Perú.

Esta peste, que dejó al gran Imperio Inca sin cabeza y al borde de una guerra civil, muy posiblemente llegó de México, donde entre 1518 y 1540 se produjeron tres grandes epidemias de viruela (y quizás también sarampión) aniquilando a la población con un índice de mortalidad del 80%, según la demógrafa mexicana Elsa Malvido (comparen con el 2% de mortalidad que tiene el coronavirus).

Así lo consigna la carta de Fray Domingo de Betanzos, escrita el 11 de setiembre de 1545: «desde ocho meses a esta parte ha habido tan gran mortandad de indios, mayormente en México e en veinte leguas alderredor, que no se puede creer; pero por lo que diré podrán conjeturar todo lo demás. En Tascala mueren agora ordinariamente mill indios cada día, y aun dende arriba: y en Chulula día ovo de novecientos cuerpos, y lo ordinario es cuatrocientos, y quinientos, y seiscientos, y setecientos cada día. En Guaxocinco es lo mismo, que ya casi está asolada”.

El desplome demográfico posterior a la conquista fue realmente espeluznante al punto de crear una “Pequeña Era del Hielo” por la reducción de carbono emitido por las personas. El 95 % de la población total de América murió en los primeros 130 años después de la llegada de Colón según estimación de H. F. Dobyns. El 95% de aquellas muertes fueron culpa de las enfermedades ante las cuales los americanos no tenían defensas, según el biólogo Jared Diamond en su libro Armas, gérmenes y acero.

El Tahuantinsuyo tenía una población de 15 millones de habitantes según proyecciones moderadas (otros cálculos dan números de hasta 40 millones). Para 1620 la población llegaba sólo a los 600 mil habitantes, en apenas 88 años, lo cual implica:

  • Murió un promedio de 1.655.172 habitantes por década.
  • Por año: 165.517 habitantes.
  • Por día: 453 habitantes.

Ningún sistema de genocidio, ni siquiera utilizando la tecnología actual, podría alcanzar tan alto grado de mortalidad, lo que nos muestra lo terrible y devastadora que puede ser una enfermedad de rápido esparcimiento ante la cual el cuerpo humano no está preparado con defensas.

Hasta el día de hoy, muchos recuerdan con indignación el genocidio de las poblaciones americanas durante la conquista ignorando el importantísimo papel que jugaron las epidemias y pestes en aquellas muertes. Tal vez este brote de coronavirus, ante el cual el mundo se encuentra paralizado, nos sirva para recordar nuestra propia fragilidad como especie humana y la importancia de llevar una buena higiene. Ya lo decía Joshua Lederberg Ph.D. “la mayor amenaza para el predominio del hombre en el planeta es el virus”.

RAFAEL AITA

Ingeniero industrial (Universidad de Lima), Magíster en Administración Estratégica (CENTRUM-Católica), MBA (MSM – Holanda). Docente, investigador y expositor en conferencias internacionales en América, Europa y Asia.  Autor del libro El Secreto del Último Inca.

Fuente:
Dobyns, H. F. (1983). Their number become thined: Native American population dynamics in Eastern North America, Knoxville (Tenn.), University of Tennessee Press.

Cook, S. F. y W. W. Borah (1963), The indian population of Central Mexico, Berkeley (Cal.), University of California Press

García Icazbalceta, Joaquín «Colección de documentos para la historia de México» «Carta de Fray Domingo de Betanzos» 11 de septiembre de 1545

García Cáceres, U. (2003). La implantación de la viruela en los Andes, la historia de un holocausto. Revista Peruana de Medicina Experimental y Salud Pública, 20(1), 41-50.