Están por cumplirse tres semanas desde que el cuadro blanquiazul perdiera frente a Sport Huancayo (2-0), y descienda a la segunda división. Una campaña paupérrima con fichajes que no dieron la talla y una dirigencia que hasta ahora busca “salvar” al club cuando hundieron al club. Una de las instituciones más grandes y emblemáticas de nuestro país cerró el año de la peor manera. La hinchada lo sufre, principalmente porque no tuvieron la oportunidad de estar en las gradas alentando y gritando a todo pulmón. 

Un equipo que disputó instancias finales en los últimos años con Pablo Bengoechea vuelve a vivir la crisis que ninguno quisiera. Tal vez, el gran problema era que Alianza Lima dependía de sí mismo los últimos meses. Se volvió a repetir la historia de la baja para el elenco del pueblo victoriano, allá por 1938 había descendido por primera vez. Sin duda, una tragedia deportiva que dolerá en los hinchas y para un cuadro que deberá afrontar, dar la cara y sobreponerse a esta situación adversa en el 2021.

En un juego donde lo que más importa es la eficacia, era ese el factor que más faltaba en Alianza Lima. Un momento histórico, y por el bien del fútbol peruano, ojalá que pronto vuelvan los blanquiazules a primera división, pero ganando en el terreno de juego, con los chimpunes, canilleras y la camiseta bien puesta. 

No es posible que se siga mencionando que equipos ya descendidos (Alianza Lima, Atlético Grau y Deportivo Llacuabamba) puedan permanecer en primera división. Hay unas reglas y/o bases dispuestas por la Federación Peruana de Fútbol (FPF), aquellas que deben estar explicadas al más mínimo detalle para evitar circunstancias lamentables como las de ahora. 

El equipo de La Victoria maneja dos opciones hasta el momento para intentar permanecer en la Liga 1 el próximo año. La primera es que se le resten puntos a Carlos Stein por nuevamente incluir en los pagos (supuestamente por realizarse fuera de fecha), y la segunda opción o “salvavidas” es que los íntimos y el resto de planteles no pierdan la categoría, es decir, que se anule el descenso. A esta última en mención, hace dos días se sumó Deportivo Llacuabamba por medio de su asesor legal, Julio García, quien afirmó que la única salida que tendría la FPF para solucionar el daño que les hizo a los clubes de privarlos de derechos de televisión en este 2020 es que se anule el descenso.

Las propias irregularidades de los que comandan el fútbol peruano, apuntando principalmente a Agustín Lozano como presidente, también se ven reflejadas en las bases de nuestras ligas. La informalidad de las propias autoridades no aportan al crecimiento que se viene buscando desde hace muchos años. La realidad es que las sanciones por más que sean graduales (sin especificar en las bases de la Liga 1), es que un ascenso o descenso se debe definir dentro del campo. Equipos que a lo largo del año han merecido estar en las últimas posiciones no pueden pretender permanecer, así sea uno de los cuadros más representativos del país.

Alianza Lima tuvo jugadores que no vistieron con responsabilidad la camiseta desde un inicio, incluso la dirigencia sabía a lo que podía arriesgarse. En todo el campeonato no se sabía quién gestionaba al club de Alianza Lima. Eran alrededor de ocho o diez personas que participan en la toma de decisiones, como lo manifestó Victor Hugo Marulanda en un programa deportivo. Complicado desde todo punto de vista, ya que habían personas que desde lo legal no debieron ni siquiera entrar o participar de estas tomas de decisiones, ya sean para fichajes, técnicos o temas externos a lo futbolístico. El aliancismo lo sufre. Los hinchas de verdad saben que los jugadores, técnicos y dirigentes pusieron al club en esta situación. Por el bien del fútbol peruano, es momento que se trabaje a conciencia para que se tomen decisiones acertadas sin importar qué equipos están frente al problema. 


Escribe: Piero M. Flores Quiroz.