Un acuarelista decidió mostrarle al mundo las costumbres del Perú. Francisco Fierro Palas, mejor conocido como Pancho Fierro (1807-1879), fue un pintor de ascendencia española, indígena y africana, pero nacido en Lima, la ciudad que inspiró su obra. Desde una perspectiva humorística, buscó representar personajes de todos los estratos sociales para construir escenas cotidianas en la sociedad de aquella época. Podemos observar gente indígena, militares, autoridades civiles, vendedores ambulantes, entre otros.
La mujer también se hizo un lugar dentro de los exponentes del mundo artístico. Entre ellas destaca la figura de Rebeca Oquendo (1847-1941), considerada como la pintora más importante del siglo XIX. Ha sido galardonada con la medalla de plata en la Exposición Nacional de Perú en 1872. También obtuvo una mención honorífica en el Salón de París.
El Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú ha salvaguardado su memoria, pues nuestra compatriota donó cinco de sus pinturas a la institución. Entre los proyectos más relevantes que realizó se encuentran Bambino napolitano, Margarita, Marquesita y Retrato de dama con sombrero.
La lucha por la justicia social y el compromiso con el pueblo llegaron de la mano de Teodoro Núñez Ureta (1912-1988). El muralista más importante del Perú optó por abordar líneas gruesas y una amplia paleta de colores en su obra para reflejar a la sociedad olvidada, siempre a través del lado humano, con alegrías y tristezas.
Por medio de su mensaje cívico «Luchas por construir un país unido» logró que sus murales representativos sean colocados en establecimientos alrededor de la capital. La Independencia del Perú (Lima), Miraflores I y II (Municipalidad de Miraflores), La construcción del Perú (Ministerio de Economía, Finanzas y Comercio) y La patria (Colegio Militar Coronel Francisco Bolognesi) son algunos de ellos. Núñez Ureta incluso llegó a ser director de la Escuela Nacional de Bellas Artes entre 1973 y 1976.
Considerado como el más emblemático de los pintores peruanos del siglo XX, Fernando de Szyszlo (1925-2017) consiguió, a pulso, hacerse de una carrera deslumbrante a nivel nacional e internacional. Dejó un legado de más de 3000 piezas artísticas que, en su mayoría, fueron hechas a base de pintura acrílica y óleo.
Dentro de sus muestras destacan Inkarri, Orrantia, Cámara ritual, Cuarto de paso, Waman wasi, entre otras. Formó parte de colecciones de talla mundial, como las que se ubican en el Museo Solomon R. Guggenheim y el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Los reconocimientos siempre fueron parte de la vida de Szyszlo, y es visto como una figura clave en el desarrollo del arte abstracto en América Latina.
Desde el seno familiar, Álvaro Suárez Vértiz estuvo rodeado de pintura. El pincel y el color priman en sus ejemplares, junto a composiciones oníricas que borran las barreras entre realidad y fantasía, siendo Don Quijote de la Mancha una de sus principales fuentes de inspiración. Se denominó «Garabaticista», un modo propio de hacer arte. A través de ello permite que sus trazos se organicen sobre la tela para obtener figuras estrambóticas. Actualmente está en la cumbre del rubro artístico, preparándose para exponer sus obras en Nueva York.
En el Perú, los artistas sobresalen por su talento, trabajo y detalles, fundamental para los críticos que analizan los proyectos. Nuestros genios de la brocha y pincel brillaron en distintas épocas de la historia peruana, cada uno a su estilo, fieles a sus convicciones.
Escribe: Valeria Burga @valeburga_26