“El arte es una necesidad vital”, dice el artista que deslumbra con sus obras en el interior y el extranjero. Su gusto por el dibujo data de la niñez, cuando creaba sus primeros bocetos con los materiales profesionales de un padre arquitecto. Empapándose de revistas sobre historia del arte, concretamente sobre la pintura de occidente, conoció a Goya, Velásquez, Tintoretto y demás maestros, hasta llegar a Picasso.
Ingresó a la Facultad de Arte en la Pontificia Universidad Católica del Perú, para estudiar Diseño. Al cabo de un año reparó en que tendría poca predisposición para trabajar en la carrera que escogió. Se enamoró de la pintura, y fue detrás de ella.
Diversas ciudades del mundo han tenido el privilegio de deleitarse con su destreza, y el fruto de su profesionalismo se ha traducido en múltiples premios y selecciones. “Si bien tenemos museos de arte en Lima, con colecciones importantes, no es lo mismo para un chico que vive en París o Madrid, donde puede visitar museos como Louvre o del Prado. Hasta los 24 años, sólo conocía las obras más famosas a través de publicaciones”, confiesa.
Ha tenido la fortuna de exhibir sus obras en casi todos los espacios e instituciones importantes de Lima como el MALI, ICPNA o la Sala Luis Miró Quesada Garland. Aun así, si tuviera que decidir dos lugares donde presentar sus trabajos, indudablemente sería el Museo Reina Sofía de Madrid y el MoMA de New York. “Ahí he podido aprender mucho sobre el arte del siglo XX y el actual”, nos cuenta.
Dentro del inconmensurable mundo artístico, Miguel también ha explorado otras esferas gracias a colaboraciones. “Cuando estuve en Lima, me acerqué a artistas tradicionales para concebir una obra. Sabía de las enormes posibilidades brindadas por sus creaciones”, manifiesta. Algunos fueron Elvia Paucar, tejedora de juninense; Pachacútec Huamán, escultor cusqueño con quien realizó Millones de Soles; o Pedro Veli, artesano huancaíno experto en la técnica del mate quemado.
No hay una paleta de colores que caracterice sus piezas; sin embargo, la historia forma parte de ellas. “Me interesa mucho nuestra realidad política, y el regreso del fascismo a Europa, Estados Unidos y Latinoamérica, me preocupa en demasía como ciudadano y artista”.
Desea que sus espectadores reflexionen sobre las problemáticas político-sociales que le brindaron inspiración. “Definitivamente no quiero que mis intenciones artísticas queden en saco roto”, revela. Nuestro compatriota, quien no se considera un entusiasta del aislamiento, espera no romper ese nexo con ellos.
Miguel Aguirre siempre se ha esforzado por buscar cambios, algunos producidos inconscientemente y otros por obligación propia. “No quiero que se me identifique con un determinado lenguaje, sobre todo en la pintura”, asegura. Esa renovación constante se refleja en su muestra actual de cuadros Representación 2021 (escaños) donde la abstracción cobra un protagonismo nunca antes visto en su carrera.
“Más que conmemorar el bicentenario, quiero que las nuevas autoridades políticas, con el ojo vigilante de la ciudadanía y el apoyo general que podamos brindar desde nuestros humildes espacios, den el arranque necesario para que este tercer siglo como país independiente forje un futuro igual para todos los peruanos”, concluye. Actualmente el “pintor renovador” nos asombra con su exposición Que nuestra Patria Vuelva a Ser en la Galería del Paseo y su muestra Negar el Desierto situada en el MAC. En septiembre, participará en una muestra colectiva en la Galería Studio de Varsovia, junto con otros artistas contemporáneos peruanos, dejando en alto el nombre de nuestra nación.
Escribe: Valeria Bravo Ocaña @valeriab.oc