En los últimos años, las corridas de toros se han convertido en un objeto de análisis importante, debido a la intensificación de las protestas animalistas que denuncian un salvajismo desmedido y al significativo respaldo de quienes encuentran en la tauromaquia una tradición histórica que reafirma la identidad de cientos de familias. En el Perú, aquella controversia continúa vigente, ya que la existencia de un coso taurino de renombre mundial en el Rímac, Lima, configura un relevante y costumbrista indicador.
La plaza de Acho es la plaza de toros más antigua de América, una de las más grandes del mundo, la más importante de las 56 plazas oficiales de toros del Perú y una de las más prestigiosas del continente. En ella, la Feria del Señor de los Milagros, uno de los eventos más ansiados por los aficionados, reúne a las figuras más emblemáticas del toreo. Pese a ello, la crisis sanitaria a causa de la pandemia por coronavirus ha forzado la cancelación de este tradicional evento, dejando tanto entristecidos, como conformes.
“Esta feria se espera con mucha ansiedad. Las corridas de Acho tienen nombre y tradición, y son las más esperadas. Es una desilusión grande, pero es la situación que se da y hay que afrontarla. No hay espectáculos con público y los toros son un espectáculo en donde el aficionado forma parte esencial del mismo. No hay opción”, aseguró a Efe Jaime de Rivero, cronista taurino y miembro de diversas peñas de la capital peruana. “El toreo tiene más de 300 años en el Perú; un año no hará daño a la tradición cultural. Ya en otras épocas hubo cierres, esto no debería mellar nada”, puntualizó.

Es preciso recalcar que el mítico lugar continuará albergando a “La Casa de Todos”, un hogar municipal para proteger de la COVID-19 a personas en situación crítica de pobreza y calle. En ese sentido, dicho refugio no puede trasladarse, al menos por el momento, ni pensar en detener su ardua labor. Por esa razón, un conceso entre las autoridades municipales y los propios organizadores desembocó en la decisión de cancelar la destacada feria taurina del Señor de los Milagros y priorizar el funcionamiento actual que se le brinda a la plaza.
La plaza de Acho es el coso taurino más antiguo de América y el tercero más antiguo del mundo, después de la Maestranza de Sevilla y la de Zaragoza en España. En ese sentido, su fundación data del 30 de enero de 1766, durante el gobierno colonial del virrey Manuel de Amat y Juniet. Además, el escritor peruano Ricardo Palma, en sus “Tradiciones Peruanas”, afirma que la primera corrida de toros en Lima fue en el ya lejano 1538, celebrando la derrota de los almagristas.

Entre 1659 y 1660, hubo en el Perú diez “Corridas Reales” de toros por el nacimiento del príncipe Felipe, hijo de Felipe IV. El 15 de noviembre de 1667, se celebra una corrida en el Callao, con ocasión de la llegada del Virrey Conde de Lemos al primer puerto peruano. El 24 de julio de 1668, se realizó otra corrida en la ciudad de Lima, celebrando el nacimiento de un hijo de dicho Virrey. El 27 de julio de 1622 se desarrolló una corrida en la Plaza Mayor de Lima, para agasajar el arribo de un nuevo Virrey, don Diego Fernández de Córdoba, Marqués de Guadalcázar.
Después de 74 años, la importante feria del Señor de los Milagros no podrá decorar la monotonía de los aficionados, debido a la situación extraordinaria que atraviesa el país. Definitivamente, los animalistas que rechazan este tipo de competiciones encuentran en esta suspensión el inicio de una realidad distinta y alejada de todo maltrato. Mientras que, los acérrimos costumbristas no ocultan su decepción, pero tampoco consideran que sea el fin de la tauromaquia, pues finalmente, es parte de su cultura.
Escribe: Renatto Luyo