El domingo 25 de octubre del presente año se realizará una consulta a la ciudadanía a través de un plebiscito para conocer si se aprueba o rechaza una nueva Constitución en Chile. En ese sentido, los votantes recibirán dos papeletas que consultarán si se desea una nueva Constitución y, en consecuencia, quién debería redactarla; la Convención Mixta Constitucional o una Convención Constitucional.

Se trata de un proceso que marcará la historia del país sureño, ya que sus requerimientos obedecen a una desigualdad económica y vulnerabilidad de ciertos sectores. Por esa razón, es relevante conocer las causas que desencadenaron este hecho. Para ello, se analizarán los principales descontentos sociales y el Estallido Social que inició las manifestaciones accidentadas, enfrentamientos con la policía y caos absoluto.

Estallido social

El evento que magnificó la problemática y captó la atención del resto del mundo fueron las protestas y disturbios, conocidos como Estallido Social. Su inicio en Chile data de  octubre del 2019. Sin embargo, el problema económico que dio raíz a los problemas que ahora se denuncian tiene fuente décadas atrás, en el gobierno del Dictador Augusto Pinochet entre 1973 y 1990 y la Constitución de 1980 redactada durante su gobierno.

Pinochet entró al poder tras un golpe de estado contra el gobierno del anterior mandatario Salvador Allende, quien fue el primer presidente socialista electo en el mundo. Y buscando alejarse de aquel modelo de gobierno socialista de su predecesor, implementó un modelo económico altamente neoliberal, el cual perdura hasta la actualidad a pesar de haber vuelto a un régimen democrático en 1990. 

Durante muchos años, la economía chilena gozó de un reconocimiento internacional prominente, siendo este el país más admirado en la región en ese sentido. Sin embargo, las denuncias y airados reclamos sobre una desigualdad económica abrumadora que enriquecía más a los ricos y que empobrecía a los pobres nunca cesaron, por el contrario, se fueron solidificando e intensificando gradualmente desde la dictadura de Pinochet.

Crecimiento económico desigual

El estallido social iniciado en octubre del 2019 reflejó aquella problemática inequidad. De esta forma, el detonante fue una protesta contra el alza del pasaje por 30 pesos chilenos, propiciando que los estudiantes secundarios y universitarios se organizaran para evadir masivamente el pasaje del metro de Santiago. Poco después, empezaron las manifestaciones en diversas ciudades, el caos, los enfrentamientos y vandalización.

En ese sentido, el déficit cuantitativo del Gini, medida económica de la desigualdad, estriba en que Chile es, junto a México y Turquía, uno de los pocos países OCDE donde la distribución de ingresos antes y después de los impuestos es prácticamente igual. En cambio, en los demás países los ingresos y gastos tributarios se usan muy efectivamente para disminuir la inequidad. 

Los ricos en Chile, como personas, pagan mucho menos que los pobres como % del total de sus ingresos, tanto por las fórmulas tributarias como por diversas exenciones y las numerosas posibilidades de evasión y elusión a su disposición. Según las denuncias, en Chile, el modelo económico “neoliberal” buscó la privatización de la gran mayoría de las empresas, limitando significativamente la intervención del Estado en la sociedad.

Esto significó que servicios básicos para la cotidianidad, como la luz y el agua pasen a manos de empresas privadas, aumentando el precio debido a la alta demanda al no existir alternativa en aquellos rubros. Además, las deficiencias del sistema educativo chileno ha sido una de las principales exigencias durante las manifestaciones, ya que se denuncia una segregación insalubre que afecta a los estudiantes más pobres.

En este sentido, las denuncias señalan una diferenciación en cuanto al rendimiento académico de los estudiantes de estratos económicos bajos y altos. De igual manera, se afirma que los estratos más pobres son los que deben desplazarse mayores distancias hacia sus centros de estudio, en comparación a los estratos más altos.

En consecuencia, el plebiscito ofrece una nueva Constitución que promete acabar con aquella desigualdad. Sin embargo, aquellos que se oponen a la alteración de la Carta Magna señalan que, de concretarse, la soberanía del país se verá fuertemente afectada, así como también la instauración de un modelo socialista contraproducente e irreversible. El pueblo chileno tiene dos opciones sobre la meza y un inminente hito en su historia.

Escribe: Renatto Luyo