Sobrellevar la vida política no es cosa sencilla. Desde que estoy en ese mundo, he buscado un punto de equilibro entre mi trabajo como regidor y mi cargo en MORE VISION, la empresa que dirijo junto a Marietta, mi socia.
Trabajar en la municipalidad es una actividad que manejo con completa naturalidad. Es parte de mí, pero no muchos saben qué gajes ni funciones hay detrás del oficio. Los regidores son funcionarios públicos que gozan de la confianza de un público especifico en una localidad. Ejercen una cuota importante de representación, para asumir funciones normativas y de fiscalización. Asimismo, tienen el deber de presentar iniciativas y proyectos para mejorar el distrito y de conformar diferentes comisiones. A pesar de todas esto, un regidor no deja de ser un vecino más, alguien que quiere mejorar el lugar donde vive.
Estas primeras semanas de julio, el alcalde de Miraflores tuvo que salir de viaje por motivos laborales. A razón de mi puesto como teniente alcalde tuve que reemplazarlo. Esos días fueron muy ajetreados. Primero, por un proyecto de Change.org para promover la igualdad y la inclusión social, inauguramos un mural intervenido por una comunidad Shipibo-Conibo. Luego, tuvimos la visita de la premier Violeta Bermúdez, junto al ministro de salud, Oscar Ugarte, quienes visitaron las instalaciones del coliseo Manuel Bonilla, nuevo punto estratégico para el proceso de vacunación; y, cuyo equipo de salud recibió unas merecidas felicitaciones por el arduo trabajo entregado. Por último, en pro de la reactivación económica del sector, inauguramos una gran feria artesanal junto al maestro artesano, Sixto Seguil, y la viceministra de Turismo, Lyda García. Pues era necesario ver de forma homogénea los diferentes círculos. La pandemia ha golpeado duramente a los miembros de este importante sector económico-cultural. No podían ser relegados sin el incentivo del Estado y de nuestra municipalidad.
A pesar de todo el revuelo anterior, no olvidé mi otro compromiso: MORE VISION. ¿En que consiste? A diferencia de la política que es súper burócrata. Junto con Mar (así le digo a Marietta) creamos, analizamos y ejecutamos desde la perspectiva de la imagen, pero esta explicación va para otra columna. Contamos con un gran equipo, hasta parece que no trabajáramos porque nos divertimos demasiado. Este trabajo es mi centro, mi alma. La política es una experiencia que complementa mi vida. Por eso, a cada uno le doy, el tiempo que merece.
Adaptarse a los hábitos de la política no es difícil, pero tampoco fácil; como todo, es un proceso. Lo considero parte de un crecimiento personal y una aventura. Buscar siempre el bien común, por el vecino o tu localidad, es dejar de limitarse. Debemos abandonar la idea de que lo políticos tienen que ser personas de un solo perfil, que piensen y sientan por nosotros, pero que se vean de un tipo. Todo cambia, no siempre la opción de saco y corbata es el ideal. No nos dejemos llevar por los estigmas.
Escribe: Oscar Chang
