Lo más probable es que estés leyendo esto en tu celular. Si te gusta leer y estar informado, seguramente se te cansa la vista por mirar tanto la pantalla. Y es que el estado de emergencia nos ha obligado a refugiarnos en nuestros hogares, pero necesitamos saber lo que está ocurriendo allá afuera y estamos hiperconectados para lograrlo. Algunos, como yo, son adictos a la información y la pandemia ha intensificado nuestro deseo por acceder a cada vez más información.

Usamos la televisión, la radio y sobre todo internet como nunca antes. Vivimos conectados y nuestros hábitos están cambiando inmensamente. Educación a distancia, teletrabajo y rutinas de ejercicios on-line van a ser parte de nuestras vidas, por lo menos por un buen tiempo. Parecemos metidos en una película futurista, pero una de las cosas sobre la que no somos tan conscientes es que estamos perdiendo nuestra libertad y recuperarla podría ser complicado si no decimos ni hacemos nada al respecto. En el caso peruano, las restricciones a la libertad son a un nivel extremo. Pese a ello, muchos aplauden como focas y se molestan si uno osa cuestionar las medidas.

Lo cierto es que el gobierno peruano ha establecido normas que nos impiden una serie de actividades a la mayoría de personas. Muy pocos pueden desarrollar sus labores empresariales. En el sector de restaurantes, por ejemplo, de acuerdo al propio Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (MINCETUR), las nuevas reglas para operar solamente beneficiarán a menos del 1% de los restaurantes del país (2,000 restaurantes de un universo de 220,000).

Lo grave es que los que diseñan las políticas públicas -quién sale y quién no, quién puede trabajar y quién no, quién accede al apoyo económico de salvataje de empresas y quién no- lo hacen bajo criterios que no siempre son los mejores y se termina perjudicando y beneficiando a determinados grupos de personas dependiendo de cuán bueno sea el lobby con el gobierno. ¿Por qué una fábrica de cerveza puede funcionar y vender cerveza y un heladero no puede vender helados por la calle siguiendo los mismos protocolos de seguridad y salubridad?

El gran problema del Perú es que muchas veces se legisla de espaldas a la realidad. El divorcio entre el mundo formal y el mundo real es cada vez más grande y los políticos de turno parecen no advertirlo o parece no importarles.

Se abrirán algunos restaurantes, los que podrán operar bajo la modalidad de delivery propio, pero el gobierno prohíbe que las empresas especializadas en delivery operen. Unos sí y otros no. Decisiones que la gente aguanta o aplaude (desde sus balcones a las 8 de la noche) sin ni siquiera cuestionarlas. Porque si uno no aplaude y cuestiona las -en ocasiones absurdas- medidas del gobierno o plantea algo diferente, es demolido por trolls y sobones del régimen.

Lo cierto es que la mayoría no entiende a un presidente que parece gobernar para unas minorías. Y eso no lo dicen las “encuestas telefónicas y por WhatsApp” que hace Ipsos y publica Perú 21, eso lo dicen las redes sociales, esas que hoy dicen todo lo que los grandes medios -controlados con publicidad estatal- callan con vergüenza.

Hay quienes sostienen que la estrategia implementada por el gobierno no funciona y que lo que más ayudaría a estas alturas es devolver la libertad a las personas y permitir la reanudación de las actividades productivas formales como la construcción, los talleres de autos, las fábricas textiles, entre tantas otras que generan empleo; donde la gente está identificada y puede ser protegida, como ha dicho hoy el Presidente de la Cámara Peruana de la Construcción, Humberto Martínez Díaz.

Comparto su tesis porque parece que el presidente Vizcarra en sus “conferencias de prensa” solamente escucha lo que quiere escuchar (y responde al día siguiente). Martínez señala que no contamos con información suficiente para determinar cómo y dónde se contagia la gente y, lo que es más grave, no sabemos bien quiénes son portadores del Covid-19. Es tal el nivel de informalidad y tan paupérrimo el mecanismo de monitoreo que emplea el gobierno, que el sistema formal no detecta a tiempo a los infectados. Por eso el “martillazo” no funciona y la curva sigue creciendo.

Al ritmo de duplicación de fallecidos se estima que para el 28 de julio podríamos tener más de medio millón de muertos.

Con las empresas formales operando se podría contener mejor el Covid-19, debido a que las empresas podrían organizar y costear los test y exámenes médicos para sus trabajadores, medir su temperatura, identificar a los enfermos y costear también su cuarentena. Mantener a la gente en sus casas y a la mayor parte del aparato productivo parado no parece ser una buena idea.

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Ese es solamente un ejemplo de lo importante que resultan las decisiones de nuestra clase política y de los políticos. Pero mencionaré otros dos temas en que los políticos podrían hacer cosas muchísimo mejores que las que hacen hasta hoy.

  1. En educación esta es la gran oportunidad para que el Estado ofrezca un servicio on-line de la mejor calidad. Nadie ha dicho hasta hoy que ningún colegio privado tiene los recursos ni la infraestructura con los que cuenta el Estado para organizar el servicio de educación a distancia. Si la educación será virtual -porque así lo exige hoy el mundo- no hay razón por la que no se implemente un sistema educativo en el que las clases de primaria y secundaria que ofrezca el Estado no sean las mejores del Perú.

La mayor parte de colegios privados no estaba ni está preparado para atender adecuadamente a los estudiantes y no hace mucho sentido ni duplicar esfuerzos ni que los padres de familia que se están viendo severamente afectados tengan que permanecer en un sistema privado de baja calidad si el sistema estatal de educación primaria y secundaria on-line puede ser de primer nivel. Se trata de rediseñar por completo el sistema educativo, no de poner parches a un modelo que no funciona. Pero para eso hace falta de líderes de verdad y voluntad política.

  1. En materia tributaria también hace falta que los políticos comprendan que crear más impuestos para los que ya tributan es el mejor mecanismo para incrementar exponencialmente la informalidad y espantar la inversión. Nadie se debería oponer a un sistema tributario en el que los que tienen una mejor posición y patrimonio contribuyan proporcionalmente más que aquellos que no la tienen. Pero hacer lo que está haciendo el presidente Vizcarra al anunciar un impuesto “solidario” que ni él tiene idea de cómo implementar es algo que no le hace nada bien a nuestra ya afectada economía. La situación de emergencia abre la oportunidad de legislar de forma excepcional y replantear el modelo tributario para implementar uno que funcione mejor. Una vez más, para eso se requiere una clase política con nivel, pero el presidente no se atreve ni a tocar el tema de las AFP.

Los políticos que tenemos hoy en el poder son una consecuencia de malas decisiones ciudadanas. Muchas personas se han desentendido de lo que ocurre en el terreno político y parece haber llegado el momento de prestar más atención porque son los políticos los que -por nuestro encargo- establecen las reglas. Si las reglas son malas, no nos gustan o nos perjudican es también por culpa nuestra.

El próximo año deben realizarse las Elecciones Generales y debemos evitar que se busquen excusas para que estas no se lleven a cabo. El mecanismo más potente para renovar a la clase política es el proceso electoral y nosotros lo tendremos muy pronto. Para que este pueda llevarse a cabo es necesario que cuidemos y apoyemos a los medios de prensa independientes y no nos olvidemos que existe un Congreso en funciones. El gobierno influye en la formación de la opinión pública. Lo que gasta el gobierno en publicidad en los medios más grandes determina muchas veces la posición de esos medios en favor o en contra de algunos políticos.

A la luz de lo que estamos viviendo, el gran reto que tenemos como individuos y como sociedad es no dejarnos manipular y en el uso de nuestra libertad, defender los derechos que tanto ha costado conquistar.

Finalizo con una frase de uno de los principales defensores de la libertad, el filósofo Antonio Escohotado, frase que ahora que tenemos tantas restricciones a nuestra libertad, toma una tremenda relevancia:

“Sin libertades, somos un rebaño pastoreado por hienas”.

LUIS ALFONSO MOREY

Luis Alfonso Morey Estremadoyro (Lima, 1974) es abogado por la Universidad de Lima y Máster en Gestión de Empresas de Comunicación por la Universidad de Navarra. Estudió en The Academy for American and International Law (Dallas) y realizó en Executive Program on Corporate Management en AOTS (Tokio).
Se ha desempeñado como docente en la UPC y ha sido Director del Centro de Educación Ejecutiva de la Universidad del Pacífico.
Es abogado asociado al Estudio Flores-Aráoz Abogados y miembro del Consejo Consultivo de la Carrera de Comunicaciones de la USIL. Ha sido director de distintos medios de comunicación y es propietario y Director General de Digital TV Perú.