El país espera la renuncia del presidente de facto, Manuel Merino, tras confirmarse que la brutal represión de la policía durante la segunda marcha nacional dejó dos fallecidos, 48 heridos —tres de ellos en estado grave, y un número indeterminado de desaparecidos. La gran mayoría, jóvenes estudiantes que tomaron la calle en rechazo al golpe de estado y al desgobierno que inició hace seis días.

De momento, han renunciado 10 ministros de Estado, aunque el premier, Antero Flores-Aráoz, no sabía de las renuncias de sus propios ministros. Añadió que tampoco ha conversado con el señor Merino, quien le responde al país que llora a sus jóvenes con un estrepitoso silencio.

En contraparte, la población dejo sentir su indignación con dos cacerolazos: uno por el primer fallecido, un joven de 25 años, quien murió por tras recibir once disparos de la policía; el segundo fue a la medianoche, convocado para no olvidar la tragedia que hemos vivido como país esta noche. Las redes sociales se llenaron con mensajes de repudio a la administración de Merino. El Congreso sesionará el día de mañana para evaluar la posibilidad de destituir al presidente de facto, en caso este no renuncie primero.

Hace unos minutos, un grupo de manifestantes llegó al Parlamento tras atravesar la guardia de 12 policías, quienes no mostraron demasiada resistencia a su avance y los acompañaron hasta su destino. Se encontraban sentados en el piso junto a una gran bandera cuando se reportó un pequeño incendio cerca del lugar y, sin previo aviso, los efectivos volvieron a lanzar bombas lacrimógenas, luego acordonaron el Palacio Legislativo y dispersaron a las personas.

Las manifestaciones han concluido casi a las 3 de la madrugada.

Movidas legislativas

La congresista Rocío Silva Santisteban ha presentado una moción de censura a la mesa legislativa. Si el pedido procede y se efectúa la censura, Merino dejará de ser presidente.

Marcha de muerte

La segunda marcha nacional convocó a miles de ciudadanos a lo largo del país para manifestar su rechazo al gobierno de facto. Hubo pancartas, cacerolas, cantos, baile y música. La protesta se desarrolló de forma pacífica durante horas, pero es poco antes de las 8 de la noche que se reportaron las primeras medidas de represión por parte de la policía. Sucede que un grupo de personas trataron de abrirse paso hacia el Congreso, pero los agentes se lo impidieron con excesiva violencia, afectando incluso  a manifestantes que se encontraban protestando de forma pacífica. 

A partir de allí, los manifestantes respondieron: hubo grupos que se organizaron y armaron una barricada para protegerse, a la vez que disuadían a los agentes con láseres; algunos retornaban las bombas lacrimógenas y contraatacaron con bombardas; hubo quienes desactivaron bombas, pero no se daban abasto por la excesiva cantidad de lacrimógenos arrojados a la vez. La mayoría de manifestantes retrocedieron y se dispersaron para escapar de los efectos del gas. Se reportaron menores de edad afectados por el mismo.

El Hospital Almenara ha recibido hasta el momento 4 personas heridas y un fallecido, un hombre de aproximadamente 25 años, quien presentaba heridas de perdigón en la cara y el cuello. Se confirmó su deceso a las 8:20 de la noche. Alrededor de esa hora diversos medios daban cuenta de una preocupante cantidad de heridos entre la Avenida Abancay, Jirón Colmena y Nicolás de Piérola. 

Los jóvenes de la primera línea llegaron preparados con cascos, vinagre y máscaras de gas para resistir el embate de los gases lacrimógenos, que fueron arrojados indiscriminadamente por al menos una hora en diversos puntos de la Avenida Abancay y Nicolás de Piérola. En este momento hay menos manifestantes en el lugar y helicópteros sobrevolando la zona. Algunas personas se agruparon para volver a la plaza San Martín con un banderazo.

Tras conocer la brutal represión hacia los manifestantes, la Defensoría del Pueblo denunció el abuso de los efectivos, quienes intentaban que las personas retrocedan y se retiren, desconociendo su derecho a la protesta. Además, hace instantes, el alcalde de Lima, Jorge Muñoz, se dirigió a Manuel Merino pidiendo su renuncia por la severidad de la situación.

Escribe: Marisol Alvarado