A todos nos han dicho alguna vez que Cupido nos flechó cuando empezamos a emocionarnos con alguien, pero muchos seguimos sin saber exactamente quién es o cómo es ese ser que se ha encargado de lanzarnos sus flechas de amor.
Según la mitología, Cupido es el dios romano del amor. Es el homólogo del dios griego Eros y equivalente de Amor en la poesía latina (romana), quien usualmente es representado como un niño alado con arco y flechas cuyas heridas inspiran amor o pasión a cada una de sus víctimas.
Es hijo de Venus, la diosa de la fertilidad, la belleza y el amor; cuyo padre varía según el relato, pero hay tres candidatos: Júpiter, Marte y Vulcano. De acuerdo a Lucio Anneo Séneca, Vulcano es su padre y por eso puede provocar amor y pasión estridente. Por otro lado, Marco Tulio Cicerón asegura que Júpiter era el papá. Y la tercera versión a cargo de Simónides de Ceos cree que Marte le otorgó el don de la exageración y por ello es intenso y su hijo.
Uno de los tantos mitos donde el niño alado es protagonista es que nos cuenta que Apolo (dios del sol, de las artes, de la poesía, de la belleza, de la música y de la luz) se burlaba de sus dotes como arquero y para demostrarle lo contrario, pues era un niño competitivo, le lanzó una flecha de amor y éste se enamoró de Dafne quien recibió una de olvido. De este modo, nadie volvió a burlarse de Cupido.
Es el dios del deseo romántico que se encarga de provocar amor en una persona, pero también es capaz de provocar el olvido. Por ello, a Cupido se le conoce como un hacedor y destructor de romances. Por eso de la mitología ha pasado a ser símbolo del romanticismo y a menudo se lo asocia con el Día de San Valentín, que se celebra el 14 de febrero.
San Valentín es la festividad más popular relacionada con el amor, denominado días de los enamorados. Por eso, y más por un alto componente de marketing comercial, se ha convertido a Cupido en el protagonista, desplazando un poco la figura del santo, que por su esencia religiosa es comprensible un uso más recatado de su imagen.
Así que dejémonos picar por las flechas de amor de Cupido, pero solo pídele que no le toco a la persona de tus sueños una flecha del olvido…