Este videojuego lanzado en el 2018, fue la última obra de Rockstar Games, además de poner punto final a la participación de Dan Houser como escritor asiduo de la saga de Grand Theft Auto y de Red Dead Redemption y su secuela. El título de vaqueros sorprendió a la crítica y usuarios por igual al entregar un mundo totalmente vivo, sin embargo, es su historia que deslumbra carisma y, a la vez, una clara intención de amor al viejo oeste y, por ende, presentar otra visión del género.

El western es un constructor ficticio histórico de la América del sigo XIX que funcionaba como un relato épico pero también como menciona Alberto Corona, periodista especializado en cine y cultura pop, una serie de mentiras contadas por hombres hipócritas en su texto La memoria equívoca del western en Anaitgames.

Sin embargo, pese a todo, la industrialización y el ferrocarril aparecen y funcionan como agentes que cambian el entorno del género, pero también surge las dudas existenciales, la metamorfosis del western hacia territorios de carácter poético, incluso desmantelarlo. Estos elementos rodean al héroe clásico y del spaghetti y contextualiza un mundo decadente, o a punto de desaparecer. Y es aquí donde brilla el western crepuscular al interponer al héroe de la historia, si al vaquero, en contraposición de la era industrial. Lo salvaje, lo libertino es extirpado del sujeto y amaestrado a la civilización y a las leyes del citadino, que buscan limitar la vida del viejo oeste.

La ciudad desforesta la vida rural, el sol que antes brillaba el galope de los caballos, los duelos de pistolas, la caza furtiva, el hacer justicias por tus manos, terminan por ceder al poder del papel y los hombres en corbata.

Y es ahí donde el astro se tiñe de sangre y de la nostalgia que envuelve al vaquero, ya cansado, a repetir una vez más esa vida que tanto anhela, o tal vez se resiste como en Sin Perdón de Clint Eastwood, volver a esa vida de vándalos. Red Dead Redemption y su secuela nos presenta a personajes variopintos que, imposibilitados a abandonar la vida de forajidos, son lanzados a un ciclo de venganza, del cual lo agridulce empapa sus finales, pero con la redención como punto concluyente a una vida donde las pistolas eran las protagonistas.

La primera parte nos pone en la piel de John Marston, antiguo miembro de la banda de Dutch va der Linde, liderado por su antiguo colega Dutch. Es 1911, y el viejo oeste está en sus últimos días, los avances tecnológicos están cada vez ganando protagonismo, y el gobierno federal quiere que la Oficina de Investigación ayude en el proceso de civilización de Blackwater, lugar donde transcurre la historia, al liberarla de las bandas salvajes. Edgar Ross, agente del Bureau, le propone a Marston dar caza a sus excolegas, si cumple, él liberará a su familia, a quien tiene secuestrada. La premisa es una referencia a filmes como Sin Perdón y The Proposition de John Hillcoat, en ambas cintas los protagonistas son impulsados por sucesos que amenazan su entorno o sus acompañantes, y emprenden un viaje por el lejano oeste, donde la duda surge o el pasado, que estuvo dormido, se erige en una pila de cadáveres.

La aventura de Marston es similar a la película de El grupo salvaje de Sam Peckinpah. Ambos protagonistas deben buscar a sus excompañeros y darles caza, no obstante, hay una diferencia, en la cinta la trama es desde la perspectiva de la banda liderados por Pike Bishop. La idea de que el protagonismo se incline en un grupo de bandidos es lo que hará la secuela de Red Dead Redemption hará años más tarde.

El estudio desarrollador tuvo una tarea titánica y novedosa que jamás habían hecho, tal como lo explica Alberto Venegas, Rockstar destrozó con el reino dominante del individualismo en el género de los mundos abiertos, al contar una historia de unos forajidos desde los ojos de Arthur Morgan. Para este trabajo, ellos contaron con más de 2 000 trabajadores, que involucró a todos los equipos internos bajo un mismo techo, y con jordanas de más 100 horas semanales.

La historia de Red Dead Redemption 2 nos pone en los ojos de Arthur Morgan, ejecutor principal de la banda de Dutch va der Linde, quien junto al grupo huyen de los federales luego de provocar un robo fallido en Blackwater. La banda logra llegar al norte e instalan un campamento. Para financiar su huida al sur emprenden un robo a un tren que pertenece a un magnate. La secuela homenajea las escenas del asalto al ferrocarril de Dos hombres y un destino (1969) y El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford (2007), sin embargo, con esta última el paralelismo es impresionante.

Con un Arthur Morgan preparándose para el atraco -lo mismo hace Jesse James- mientras fija su mirada en los rieles del tren, ve como las piedras amontonadas empiezan a moverse, dando a entender de la inminente llegada del ferrocarril. Luego Morgan sube encima de una pila de madera esperando a la maquinaria, para luego subirse el pasamontaña.

Tanto el filme como el videojuego muestran desde un plano frontal el tren que se acerca con una velocidad, mientras deja a su paso un camino humoso. Asimismo, las luces que destila el pesado transporte se filtran a través de las ramas del bosque, iluminando las siluetas de los bandidos esperando que este se detenga.

Pero Red Dead Redemption 2 no solo se queda en lo estético al homenajear películas del género western crepuscular, el querer copiar escenas emblemáticas como la del tren, sino también profundizar en la mirada de su protagonista, ese cambio del cinismo al romanticismo, así como también del western como concepto e idealización de la epicidad.

La mirada lírica del western, es también la revelación de la mentira, del engaño, de la decepción, de la tristeza que va desvelando nuevas formas de concebir el viejo oeste desde un ángulo distinto. Adiós a la guerra entre indios y vaqueros, y a los robos y desacato provocando el caos en la población, ahora el western es duda y manifestación.

En una escena entre Arthur Morgan y la hermana de Calderón, el primero le confiesa que tiene miedo, y está preocupado si todo lo que hizo mereció la importancia debida. Cuando sale al coladero esta confesión, surge el cambio en Morgan. El western clásico representa a los tipos que viven en la plenitud del salvaje oeste, donde el protagonista tiene un alto grado de fidelidad hacia su banda liderada por Dutch, sin embargo, nuestro Arthur traspasa esa línea de la figura del vaquero con mirada fría y rastrera para pasar a ese lado sensible del personaje. La ruptura es ya evidente cuando Morgan decide abandonar al grupo, y pone de manifiesto la rebelión contra las ataduras del western canónico.

Escribe: Miguel Dominguez