
Docente, psicóloga, comunicadora y ahora escritora. Así se define la autora proveniente de una familia de artistas. Su padre, cuenta, era un apasionado de la pintura y la lectura. Sin embargo, nunca se atrevió a publicar, pues siempre vio al oficio de la escritura como un pasatiempo y no una labor del día a día. Para ella, el escenario es distinto: “Encontré la llave mágica para escribir y lo que más me gusta es que lo hago a mi manera”.
Aunque no tenía claro a qué género enfocarse, Johanna siempre fue consciente de su predilección por los argumentos poco convencionales. “Me di cuenta la facilidad que tiene mi mente para entrelazar palabras y crear historias”, comenta mientras recuerda al profesor que la animó a publicar su primera producción literaria. ‘Cuestión de fe’ es un libro de 10 cuentos que puede atrapar con facilidad al lector gracias a su intrigante trama y la presencia de mundos paralelos a la realidad. Traducido al inglés e ilustrado por Isabel Zamudio, nace la obra como una herramienta más en el camino de la autora como docente. Curiosamente, fue en las mismas aulas que encontró otra motivación para escribir.
Muchas veces, cuando Johanna les asignaba algunos libros a sus alumnos, se percató que muchas de estas lecturas eran sencillamente aburridas para ellos, por lo que finalmente optaban por revisar extractos en internet en lugar de las obras en su totalidad. “Les era muy confuso comprender conceptos nuevos e insertarlos en su vocabulario. En otras palabras, leían, pero no entendían las palabras”, relata la escritora. Es por ello que ahora procura que sus creaciones tengan argumentos divertidos, sean entretenidas de leer y se alejen lo más posible de lo pesado o tedioso.
Pese a que su debut como cuentista se ha dado en un contexto inusitado: una pandemia global, Johanna no se ha frustrado ni mucho menos a perdido el ánimo de que más personas lleguen a su obra. Dos colegios son los que hasta el momento se han puesto en contacto con la autora para incluir su libro en su plan lector de este año. Posee también tiene un grupo cerrado a través de Facebook donde sus seguidores pueden compartir sus distintas historias y crear una interacción más directa con ellos.
“No solo es vender un libro que tenga una bonita pasta. Se trata de comunicar que leer no siempre debe ser complejo”, manifiesta. Es por ello que la practicidad y la fácil lectura son las características principales con las que busca diferenciarse del resto. Ahora mismo su público objetivo son los niños menores de 11 años, pero no descarta escribir, en un futuro, relatos breves e interesantes para mayores de edad.
Afirma que el oficio de la pluma la transporta a una realidad paralela, al igual que en sus historias, lo que le ayuda a seguir adelante pese a las adversidades que se presentan en el camino de la vida. “Es algo terapéutico que me ayuda a expresar lo innato que tengo”, describe. La fantasía, los sueños y las letras forjan la personalidad de Johanna, quien lucha todos los días porque la literatura no pierda la creatividad e innovación. Para ella, la lectura es el medio perfecto para combatir aquella amenaza, y ‘Cuestión de fe’ un arma fabricada por sus propios anhelos.
Escribe: Jhair Luque