La ropa de baño es una pieza fundamental para pasar una tarde de playa. Con el paso del tiempo, los modelos han ido evolucionando hasta convertirse en prendas de alta comodidad. Conoce junto a nosotros cómo veraneaban las personas a mediados del S.XX.

El verano es la estación perfecta para portar indumentaria ligera en nuestros outfits. Desde tiempos remotos, las temperaturas elevadas han obligado a que la piel esté más expuesta a los rayos solares. Esto hizo que, tanto el hombre como la mujer, puedan vestirse de la manera más cómoda posible durante los días de intenso calor. Sin embargo, no siempre fue así. Para explicar ello, remontémonos unas décadas atrás para observar el estilo veraniego de antaño.

A inicios del siglo XX, las mujeres lucían ropas de baño de una sola pieza. El pudor era atroz en aquel entonces, por lo que ellas preferían cubrir gran parte de su cuerpo. Habían abandonado las faldas largas y los corsés, para darle paso a los «bloomers» (pantalones bombachos). Del mismo modo, en la parte superior usaban mangas cada vez más cortas, acompañadas de un escote en sus vestidos de baño.

En ese sentido, Pierina Aste Villavicencio, asesora de imagen, nos cuenta que esta forma de vestirse se debía a los principios de moralidad propios de la época. «Las mujeres tenían que ser trasladadas de la arena al mar en una especie de carruaje para que los hombres no las vieran», declara. No obstante, todo siempre va en constante cambio, lo cual no es ajeno al mundo de la moda. Si bien la presión social fue un factor importante, esto cambiaría drásticamente.

Durante este siglo, el arriesgado diseñador, Louis Réard, confeccionó un bañador femenino «dos piezas», el cual dio inicio a lo que hoy conocemos como bikini. La primera persona en usarlo fue la modelo bailarina de striptease Micheline Bernardini y, el material con el que estaba elaborado, ayudaba a mejorar el desplazamiento al interior del mar.

Diferenciándose de esta innovadora prenda, la anterior estaba fabricada a base de lino o algodón, lo que al mojarse la hacía pesada de portar. «El boom del bikini se da cuando la exmodelo francesa, Brigitte Bardot, quien era considerada una bomba sexy en los 50s, usó este traje durante el Festival de cine de Cannes en 1953», detalla Aste Villavicencio. Sin lugar a dudas, este es un hecho que marcó un antes y un después en la sociedad. Los prejuicios se iban desvaneciendo y ya se podía distinguir si una mujer usaba ropa de baño o un conjunto cotidiano.

La Personal Shopper también señaló que los colores de las telas eran sobrios, sin diseño alguno. «Luego se fueron empleando las rayas y los lunares. Estas características también coincidían con la ropa de baño de los hombres», agrega. De este último, el cambio no ha sido tan significativo. Al igual que con las féminas, la necesidad del bronceado obligó a que la cantidad de tela sea menor. Dejaron de usar la camiseta sin mangas y solo disfrutaban de las olas del mar vistiendo un short, conocidos como los «hot pant» que eran mucho más cortos y ceñidos a las piernas.

Pasaron los años, los trajes de baño se hicieron más pequeños y aparecieron nuevos tejidos. Mezclaban algodón y fibras elásticas, otorgándole al bañista mayor comodidad, elasticidad y un secado más rápido. Pierina Aste está convencida de que las tendencias en la esfera de la moda tienen un curso cíclico: «aunque se pierdan con el tiempo, siempre regresan».

Hoy en día podemos darnos cuenta de ello. La similitud en los cortes de los bañadores actuales con los de aquella época son realmente evidentes. Así como nosotros, nuestros ancestros caminaban por las orillas del mar bajo la cálida brisa del viento. Una experiencia veraniega que resulta interminable.

Escribe: Valeria Ortega (@valuzort)