Está claro que nuestro país enamora a todos con su gastronomía; una mistura de sabores que la hace única y en muchos casos, adictiva. No solo comensales extranjeros quedan rendidos ante la sazón de costa, sierra y selva, también cocineros foráneos que encontraron en el Perú una gran despensa para preparar y/o adaptar recetas de sus países y así, agasajar cualquier paladar.
Cocktail buscó algunos representantes de la culinaria mundial que establecieron sus cocinas, aquí, para compartir sus potajes y cultura a la viva voz de “¡Perú, tierra bendita!”. Estas son sus historias.
Ucrania crocante
La pandemia despertó nuestros talentos escondidos. Alexander Kolozar, un ucraniano de 28 años que llegó al Perú para modelar, se dio cuenta de ello cuando el coronavirus lo obligó a refugiarse entre harina, huevos, y manzanas. Mientras esperaba el regreso de los reflectores, tuvo que ingeniarse una nueva forma de vida.
“Me quedé sin trabajo y sin saber que sería un buen negocio, aprendí a cocinar las recetas de mi país por necesidad por Internet. A los peruanos le gustó la comida ucraniana, un sabor nuevo en el país”, cuenta el muchacho de ojos tan azules como las aguas de la laguna Llanganuco en Áncash.
Así, poco a poco, comenzó a ofrecer pastas de Ucrania. Una combinación de texturas perfectas para combinarlas con cualquier salsa, pero los rogaliki rellenos de manzana son la sensación que lograron conquistar a todos gracias al sabor casero, pues su mamá lo asesora virtualmente para cocinar.
“Es un dulce casero, perfecto para cualquier ocasión. Combina con todo, es sencillo y ligero gracias a la stevia que lleva en vez del azúcar. Está hecho a base de manzana delicia, harina, mantequilla y huevo”, cuenta Alexander mientras espera que se horneen los enrollados.
Junto a él está Gatona, su gata, una inquieta minina que llegó a él luego de ser rescatada y se convirtió en su fiel compañera en los momentos más difíciles. En honor a ella, lanzó su marca Donna Gatona (señora gata en ucraniano).
India deliciosa
India es uno de los diez países más grandes del mundo; 3.287.590 km² de aromas, costumbres, colores y misticismo. Nación que esconde en cada esquina de su territorio diversos sabores y que hoy, podemos disfrutar en el Perú de la misma manera que se preparan allá.
Ravi Krishna es un empresario hotelero que llegó al Perú en 1995 para trabajar en una importante cadena de hoteles, hasta que, en 2015, decidió acercar su gastronomía a los comensales peruanos. Así fundó Massala.
“La comida india es comida de olla, igual que la peruana”, asegura mientras nos presenta a Pramod Singh, un tímido joven cocinero indio que arribó en tierra incas para convertirse en uno de los cocineros estrellas del restaurante miraflorino.
La comida india es una explosión de sensaciones para nuestro paladar gracias a la cantidad de especias que tiene. Condimentos que –muchas veces- pueden encontrar en el mercado local para preparar recetas genuinas de India. Un ejemplo de ello es la samosa de pollo con garbanzos, una especie de empanada de agradable sabor.
Junto a ella, están el chicken tikka tres colores (piernas de pollo deshuesadas horneadas en el tandur marinadas con curry de diferentes sabores), el mutton rara (curry de cordero en trozos y molido) y el jeera rice (arroz blanco con especias secretas). Estas son solo algunas de las delicias que podemos encontrar en este pedacito de India en medio de la ciudad.
Francia peruanísima
Dicen que el amor lo puede todo, incluso dejar tu casa para irte detrás de él. Esto es algo que lo sabe muy bien Timour Ghoneim, quien dejó Paris (Francia) para instalarse en Lima luego de enamorarse perdidamente de la comida peruana al primer bocado.
“Luego de saborearla quedé fascinado y me dije “tengo que ir a Perú para seguir probando”, en ese momento estaba trabajando en Nueva York y fue una peruana la que me invitó a degustar lomo saltado”, detalla el conocido chef desde su nuevo laboratorio gastronómico, donde combina ingredientes peruanos con recetas francesas.
Amante de la palta, el ají amarillo y los gatos, el ingenioso muchacho decidió darle un toque distinto al francesísimo crêpe (para rellenos dulces) y a las soberbias galletes (para rellenos salados), platos típicos del país del enamorador Pepe Le Pew. Pues ahora en el Perú, son rellenos con ingredientes autóctonos como la lúcuma, maca, quinua, salchicha huachana, entre otros.
“La comida peruana lo es todo para mí y es una maravilla. La adoro, por eso quise combinar sus insumos con dos recetas típicas de Francia, pero sobre todo, para que el peruano disfrute la verdadera culinaria francesa”, agrega este hijo adoptivo de Manco Cápac y Mama Ocllo.
Cada vez que habla de Perú, sus ojos brillan como el sol. Su corazón palpita a mil y se emociona como nunca, un sentimiento que, tal vez, nos falta desarrollar mucho más.
Antes de irnos de su local de San Miguel, nos dice un sincero: “¡Viva el Perú!”.
Egipto irresistible
¿Qué tienen en común Perú y Egipto? Es una pregunta que nos hicimos antes de buscar a Waell Taha, un egipcio de 32 años que levantó su propio imperio a miles de kilómetros de los dominios del dios Ra.
“Perú y Egipto son dos países que tienen una cultura muy rica que es admirada por todos”, cuenta Waell resolviendo la duda. Él, quién también llegó por amor hace diez años, se convirtió en uno de los productores más conocidos del verdadero pan árabe en Lima. Confiesa que todo comenzó porque no encontraba comida árabe de buena calidad en la capital, así que un día, decidió implementar un negocio para ofrecer la verdadera culinaria de los faraones y así, nació El Sultán, una marca que rápidamente se ganó el corazón de todos.
“Perú es maravilloso”, confiesa al mostrarnos su panificadora donde se preparan los panes de la misma forma que se hacen en su país. Panes que combinó con insumos locales como el maíz morado, logrando un resultado excepcional.
Aparte, tiene en su catálogo panes árabes de páprika, orégano e integral, así como crujientes y dulces baklava, hummus, pita chips (original, orégano, páprika e integral), entre otras delicias. En medio de la amena charla, Waell, confiesa que no desea poner un restaurante árabe, sino que más peruanos conozcan y disfruten de los exóticos sabores del desierto a través de sus productos.
Cuba sabrosa
Si hay algo que caracteriza a los cubanos es la alegría y positivismo que tienen para ver la vida ante cualquier adversidad, dones altamente contagiosos que se sienten ni bien intercambias el saludo con alguno de ellos.
Para conocer su gastronomía, visitamos a Alexis García, un artista plástico de más de 50 calendarios, que llegó a Perú desde la ‘isla bonita’ hace 28 años para dictar cursos de arte y compartir su cultura con nosotros. Con esa idea, decidió abrir Café bar Habana, un espacio donde comparte gastronomía, cocktelería y cultura cubana.
“La gastronomía cubana pasó por dos momentos: antes y después de la Revolución, pues algunos ingredientes empezaron a escasear y se tuvieron que suplantar por otros para poder preparar las recetas. Un ejemplo es la ropa vieja, un plato típico hecho de res, originalmente, pero tuvo que ser cambiando por el chancho. Definitivamente, el sabor no es el mismo pero tiene la esencia“, cuenta el también poeta.
Por ello, García está muy agradecido con el Perú, pues puede encontrar los insumos originales en el mercado y comprarlos sin restricciones para preparar la ropa vieja, arroz congrí, picadillo a la habanera, tostones, entre otros potajes mágicos.
Define a la comida de su país como “platos sencillos” que, al igual que los peruanos, son de “olla”. García está dispuesto a dar a conocer mucho más esta fusión afro-española para evitar que sus recetas desaparezcan y que puedes disfrutar en este mágico local miraflorino.
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Escribe: Kenyi Coba (@kenyisaurius)
Fotos: Joaquín Cruzado (@joaquin_cruzado_)