
Con más de diez años de experiencia ejerciendo en el derecho, Jessica afirma que la preparación en el extranjero brinda componentes diferentes y beneficiosos para el desarrollo personal. Además, sostiene que desarrolló ganas de emprender que se identificaban con su inclinación más profunda: desarraigar el estereotipo de belleza, incluyendo espacios donde las personas puedan conectarse de forma distinto con un propósito social. De esta forma, Jessica Villavicencio pretendía realizar algo diferente que impacte positivamente en la mentalidad de las personas.
Cabe mencionar que al inició significó todo un reto, ya que implicaba desprenderse significativamente de su carrera. Se armó de valor y plasmó aquello que nunca podía encontrar en ningún lugar. “Una parte de mí estaba acostumbrada a la vida profesional que tenía, pero me faltaba algo. Sentía una necesidad de complementar mi vida”, comenta. Hacer algo diferente y poder permitirles a las personas, como expacientes oncológicos, encontrar un momento de felicidad que genere un cambio en su concepción de la vida misma.

Jessica confiesa que lograr esos cambios la llenan más que nada en el mundo: “cuando ves las sonrisas o los ojos brillosos de quienes nos visitan, sabes que todo esto vale la pena”. De igual manera, admite que fue complicado convencer a su padre, ya que él también es abogado y le resultaba complicado asimilar un camino distinto que atente contra aquella esquematización profesional y familiar que identificaba a su familia. Sin embargo, el tiempo se encargó de demostrarle aquella esencia distinta, singular y conmovedora en todo el sentido de la palabra.
Por otro lado, Jessica no niega que fue un proceso complicado realizar dicho cambio y acoplar todo el proyecto a sus valores más intrínsecos. “Quería generar un espacio sin prejuicios. Para ello, pasé meses investigando tendencias, diseñar, proyectar, implementar y más”, agrega. Asimismo, señala que el área de bienestar implica un sacrificio bastante remarcado, en el cual se aprende constantemente elementos y facetas de la vida que antes no se imaginaba que llegaría a comprender. Aquella conexión innata hacia el altruismo aflora en demasía con su apego al paisajismo que describe a su espacio de trabajo.

Afirma de detrás del proyecto existe toda una logística que permite la funcionalidad de un “soporte de bienestar”. Además, reivindica el amor propio de cada individuo y sostiene que es necesario adaptar su local al concepto en cuestión. Definitivamente, se trata de una confluencia ideal cuya calma y relajo transmite una sensación honesta de armonía. Jessica no se limita a brindar un servicio convencional, ya que sus principales componentes empáticos casi parecen obligarla a regalar momentos únicos a quien se permita visitar las instalaciones de Selfclub.