“Lo seguiré haciendo aunque no puntúe mucho ¿Por qué? Porque puedo” (Simone Biles)

En medio del ajetreado escenario pandémico, la gimnasta más condecorada de la historia hizo en la competición U.S. Classic lo que hasta entonces era imposible: la ultra peligrosa doble pica Yurchenko. Una maravilla de movimiento que la mayoría no se atreve a realizar. ¿Motivo de celebración? No. Los jueces le dieron 6,6 pese a la dificultad, pero no importa. Una vez más, Simone Biles, la de 5 medallas olímpicas en Río 2016, 19 veces campeona del mundo, con 18 años de trayectoria, marcó lo inédito en la gimnasia artística.

Está en otro nivel. Lo que hace es impensado, impredecible, extraordinario. Ha dejado su sello en este deporte, bautizando con su nombre cuatro acrobacias: dos en suelo, una en viga y otra en salto. La atleta iba a ser su propia competencia en las olimpiadas de Tokio, sin embargo, tocó el suelo después de una vuelta y media. Poca dificultad para lo que nos tiene acostumbrados en sus ejecuciones habituales. La noche empezaba para el equipo estadounidense, pero Biles abandonaba la jornada. No apareció en las finales individuales de suelo, salto y asimétricas; solo en la barra de equilibrio donde consiguió el bronce.

La desconexión entre mente y cuerpo o, mejor dicho, “twisties” en términos de gimnasia; no son frecuentes en una deportista de élite como ella. ¿Por qué ocurre una falla en lo que asociamos con perfección? La respuesta es simple: somos humanos. El estrés y la presión no discriminan, sobre todo si alguien espera tanto de ti. Cuando todos queríamos que nos sorprendiera con una vuelta más exorbitante en sus rutinas, Biles puso un alto. Dijo que debemos distinguir cuándo es momento de parar y le demostró al mundo entero que las barreras a veces no pueden romperse. Resultó inevitable asociar el día mundial de la salud mental, celebrado el domingo pasado, con lo ocurrido en los Juegos Olímpicos.

El bienestar psicológico es fundamental para cualquier persona y nuestra razón de ser siempre tiene un trasfondo en las sombras. Para Simone Biles, el equilibrio se detonó tras ser víctima de abusos sexuales. Por supuesto que es un aspecto delicado, pero sumamente importante cuando marca un antes y un después. Larry Nassar, médico del equipo de gimnastas, abusó de más de 330 jóvenes, incluida ella. «Nosotras hicimos todo lo que nos pidieron para lograr el objetivo y ellos solo tenían un único maldito trabajo, que era protegernos, y no lo hicieron», subrayó. Luego de conocer todo ello, la gimnasta inalcanzable se percibe más real. ¿Nos sigue sorprendiendo que renunciara a algunas pruebas? ¿Ya podemos ponernos en su piel tras el sufrimiento que padeció durante años?

Todos somos Simone Biles en algún momento. Tenemos miedo a decir que no, resulta irracional el fracaso, atravesamos situaciones deplorables y llega a costar el hecho de ser auténticos. Cada quien lucha su propia batalla, aunque no nos demos cuenta. Por eso y más admiro en letras mayúsculas a la mujer detrás del éxito, la reina indiscutible en gimnasia. Parece fanatismo, pero quería ver a Biles coronar en el “All Around” en lugar de Sunisa Lee. No obstante, primero debemos ocuparnos de nosotros mismos y sanar;  luego seguir adelante en cualquier aspecto de la vida porque somos más que simples resultados. Espero sea así para Simone y participe en París 2024. Sería un final brillante dentro de una carrera magistral.

Escribe: Valeria Burga