Para muchos cantantes, el tope no es pegar un hit y quedar en el recuerdo de la gente, sino seguir entregando tesoros. El público de hoy es exigente y, para esos oídos finos, hay artistas dedicados toda una vida a su pasión.
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A lo largo de su carrera, Ángel López ha tenido importantes distinciones. Un Grammy, un Globo de Oro y seis premios Billboard hacen pensar que todo estaba pauteado para que continúe vigente y pueda trabajar en el Perú; sin embargo, muchos no saben por lo que pasó para seguir deleitando a sus fans y no alejarse de los escenarios.
Desde pequeño empezó su conexión con la música. Se deleitaba con muchas piezas en la radio, pero al oír «Quimbara» de Celia Cruz, pensó y dijo: «A esto me voy a dedicar». Es más, varios familiares le recordaban a su madre que ese era su destino. Lo que nadie les advirtió era que su voz llegaría tan lejos como la de la cubana.

Precisamente, ocurrió en el año 2000. Omar Alfanno —El Maestro, como él lo cataloga— escribió el éxito «A puro dolor», del que participaría Ángel. Gracias a tan buena composición, este tema se mantendría semanas como la favorita en el Billboard Hot Latin Songs. Pero el esfuerzo para trascender no pararía, sería más exhaustivo.
En medio del apogeo, mantenía en su memoria metas por cumplir, como cantar junto a sus ídolos como Celia, Michael Jackson, Bee Gees, Boyz II Men, entre otros. Desde luego, la vida le sonreiría en uno de los escenarios que lo marcó para siempre: The Madison Square Garden, en Nueva York.

Fue precisamente allí donde compartiría con Michael, el Rey del Pop. Era impensado hasta ese momento. Luego de esa fecha, ya no sabía qué más hacer: sentía como si estuviera tocando el cielo. La importancia de la familia y buenos amigos aparece, ya que le dijeron que era tiempo de escribir nuevos sueños e ir por más.
La industria musical no fue nada justa. Parecía que, después de esto, todos pensaban que se le olvidó cantar y sus caminos serían otros; no obstante, él no está solo y tiene una familia detrás. El canto es su mejor argumento. Tocaba cantar para vivir y no vivir para cantar.

Hoy, aquellos que debutan, son manejados por disqueras que los potencian. Las redes toman un papel importante y son de gran ayuda si se crece con ellas. Puede que Ángel las encontró tarde, pero si algo le regaló Dios fueron grandes compañeros que desean su colaboración para tomar impulso y crecer de la mano. Aquí es preciso mencionar a Tony Succar.
El legado de Michael Jackson hizo que se conocieran. Un tributo en 2014 fue la oportunidad de juntarlos y nunca perder contacto. Si bien Tony pudo haberse dedicado al fútbol, todo se dio para que consiga reconocimiento y llame en unos años a su hermano del alma para que forme parte, en 2021, del jurado de Yo Soy. Por supuesto que este no le pensaría dos veces y emprendería rumbo a otra mágica aventura.
Con todo esto, lo que más resalta para el puertorriqueño sigue siendo prestarles atención a los jóvenes y hacerles críticas constructivas, porque siempre se consideró fanático antes que artista.

El año pasado se cumplió el aniversario 20 de «A puro dolor». La difícil coyuntura que atravesamos no permitió celebrarlo como mandaba el calendario; a pesar de ello, su intérprete principal no quiere dejar pasar una temporada más y espera que diversos artistas actuales se sumen a ser parte de la versión urbana y otras producciones.
Además, piensa armar un blog mostrando todo aquello que tiene en su playlist, porque, así como en algún momento lo apoyaron, él les retribuye escuchando su música y compartiéndola. Desde luego que, si algún día lo llaman para hacer alguna canción, no se negará, porque la pasión permite atreverse a lanzar nuevas ideas y hacer feliz a más de uno.
Escribe: Alex García (@alexon.32)