Esta variedad encuentra en la región de Murcia, un hábitat idóneo. Sus soleadas jornadas son formidables para ofrecer frutos excelentes. A pesar de su capacidad en soportar largas sequías, se asegura una crianza «exigente y delicada». Pues para la bodega, esta cepa es tan imprescindible que ocupa una extensa parte de sus veinte hectáreas de viñedos.

Pablo Cortés, gerente y enólogo de la empresa, explica que «la monastrell es el diamante secreto del éxito». Tal como detalla, es «una uva amable, con un tanino maduro de crianza afrutada, cuya base recibe un cambio progresivo del coupage y los tiempos en barrica». El mismo está presente en todas sus referencias, salvo el blanco. Esperemos que pronto lleguen a Lima.

Pues la capacidad de atracción, de hacer que el consumidor repita al constatar la elevada calidad del producto, ha hecho que los vinos de Winery On amplíen su mercado. En cuatro años, la bodega ha consolidado una red de distribución en 17 provincias españolas, y desde el año pasado trabaja en iniciarse en el mercado exterior. Europa, Canadá y América del Sur (donde el Perú se asienta sólido) son los destinos con mayor pujanza, mientras que el incipiente mercado asiático ha centrado ahora los esfuerzos de la compañía.

Pocos proyectos enológicos pueden presumir del éxito alcanzado por la bodega. Sus responsables han interpretado con perfección los nuevos lenguajes del vino. Han captado tanto consumidores atípicos como tradicionales. Teniendo como clave al diseño: una estética que rompe en creatividad y elegancia.

Sobre ese campo destaca la labor de Karel Eissner, quien, sin olvidar la premisa de ofrecer vinos de máxima calidad, ha creado una gráfica potente y exclusiva. Cortés explica que «la atracción inicial es el primer paso que define si el cliente repite, el segundo es la calidad del sabor, pues el éxito no depende de una etiqueta glamorosa». Con esa tenacidad, Winery On ha alumbrado una gran gama de vinos, coherentes en su conjunto y con personalidades únicas. Todos creados bajo el monastrell, su linaje capital.

Entre su gradación de hechuras, tienen como tradición al Enfuria Classic, un 100% monastrell elaborado de viñas centenarias. Como paso evolutivo, se creó Enfuria, con un 50% de monastrell de cepas viejas, un 25% de syrah y un 25% de petit verdot. Otro coupage destacado de la bodega es Morena Mia, con un 60% de monastrell, un 25% de cabernet sauvignon y un 15% de syrah.

En otra línea, se logró el exitoso tinto Demuerte: un coupage con 50% monastrell y 50% syrah, de fuerte color y sabor suave, encapsulado en una exótica calavera florida. Que, tras su magnífica acogida, dio origen a Demuerte Gold, introduciendo matices intensos para seducir al público más exigente.

También están El Chico Malo y La Más Bonita, dos de sus marcas complementarias. El primero, un tinto provocadoramente atrevido con 70% Monastrell y 30% Cabernet Sauvignon. Y el segundo, un blanco fresco y afrutado de intachable elaboración. A la que también se le suma el rosa, bajo la marca La Más Bonita Rosé. Los tres, incapaces de evitar la reincidencia de sus amantes.

Por último, con soberana espera, Demuerte One ha llegado a Lima. Con una etiqueta luminiscente nos presenta una elaboración de la clásica monastrell. Que lejos de opacar a los demás, se integra al espectro único que ofrece la bodega Winery On. Gracias a Kahan Licores, esta selección ya se encuentra disponible en las mejores vinotecas y cavas de Lima.

Escribe: Susana Formoso