Son las 6:00 am y Manuel Cigarróstegui ya está creando cocteles en Chile (la cuarentena lo mantiene lejos de casa). “Cholo, hoy es el Diá del Martini”, me dice. Y como tengo mi efemérides activado a diario, pues a los minutos me llega los mensajes al Apple Watch donde, efectivamente, me recuerda que hoy es el Día Internacional del Martini y, de pasadita, también nació en el lejano 1897 Mosés Horwitz, más conocido como Moe de Los Tres Chilados. Regresando al tema del Martini, al instante prendí la Mac para revisar textos antiguos sobre el tema (de mi autoría, obviamente), ya con café en mano, y me topé con tres artículos escritos en distintos años, y ninguno me dio un génesis exacto. Por ello los resumo (quizás ya esté definido, pero la mañana me gana y hay que sacar el texto antes que todos). Antes de seguir, tenía un Mare por acá, se lo añadí a mi café.
Cuentan que el predecesor del mítico Martini, fue el Martínez, un cocktail con toques más dulzones que la versión extendida en la actualidad, creado por Jerry Thomas en el hotel Occidental de San Francisco a finales del siglo XIX. Susurran también que su nombre podría derivar del Sr. Martini, jefe de barra de la sala Knickerbocker Club de Nueva York en la primera década del siglo XX. Otras teorías, las más extendidas, aseguran que su nombre deriva directamente de la marca de vermú Martini & Rossi, que exportaban sus productos a Estados Unidos mucho antes de que el cóctel existiera. Y si son numerosas las leyendas que apuntan a su origen, no lo son menos las anécdotas que rodean a este combinado clásico (desde la protagonizada por el presidente nortemaericano Franklin Delano Roosevelt, quien celebró el comienzo de su mandato y la derogación de la Ley Seca brindando con un Dry Martini, hasta la celebérrima frase ‘mezclado, no agitado’ de James Bond, o la pasión confesa por este cóctel por parte de grandes personalidades como los escritores F. Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway, el actor Humphrey Bogart, los cantantes Frank Sinatra, Dean Martin, etc). Todo este llena de vida y de alma a un cóctel clásico por todos lados.
Fue precisamente después de la Ley Seca a la que hago mención cuando el Martini derivó en Dry Martini, dado que el gin Old Tom Gin utilizada hasta el momento, comenzó a sustituirse por la London Dry Gin, mucho más seca. No obstante, al igual que ocurre con otros cocktails tradicionales, el Dry Martini (cuya receta más ortodoxa se compone de ginebra seca + vermut seco) cuenta con infinidad de variantes. Y si hablamos de fama, pues este quizás sea el cocktail más famoso de todos, al menos lo veo así, y mi David Romero, bartender peruano que hoy regala palabras nuevas por Bolivia en sus noches de bar, también lo afirma. Aunque su frase es mítica: “No existe mujer más sexy que la que bebe un Martini”, me comentó una vez en el Bar Inglés del Country, cuando departíamos luego de un evento. Es sobradamente conocido el gusto de James Bond por este cóctel hecho a base de gin y vermut seco que el espía insiste en disfrutar con vodka y ‘mezclado, no agitado’. Pero el personaje sacado de las novelas de Ian Fleming no es el único que se ha visto conquistado por el sabor de esta famosa mezcla. La estrella del cine clásico Humphrey Bogart fue un fan declarado de los Martinis, hasta el punto de beberlos con regularidad durante los rodajes.

Entre las anécdotas más extendidas al respecto está la que afirma que su tercera mujer se encargaba de llevar cada día un termo de Martini helado al rodaje de Sahara, y aquella que cuenta que Bogart eludió el malestar intestinal que sufrieron todos los implicados en el rodaje de La Reina de África bebiendo Martinis en lugar de agua. Datazos inolvidables.
Pero ya que hablamos de cocteles famosos, y esto no tendría que estar en este artículo, pero como a mi café le acabo de añadir otra onza de Mare, me animo a contar de otro personaje que sucumbió ante la magia de un coclktai. Hablo de Orson Wells y su debilidad por el Negroni. El conde Camilo Negroni inventó este coctel al pedir su Americano con ginebra en lugar de soda, pero fue el cineasta Orson Wells el que hizo famosa la bebida más allá de las fronteras italianas. Fue durante el rodaje de la película Cagliostro cuando el actor y director desarrolló un gusto especial por esta mezcla de ginebra, Campari y vermut, llegando a mencionar el cóctel en una entrevista para un periódico estadounidense en la que aseguraba que el vermut era excelente para el hígado mientras que la ginebra no tanto, por lo que juntos conformaban la bebida perfecta.
Pero las mujeres no escapan en este artículo. Marilyn Monroe en una de las películas por la que más recordamos a la tentación rubia es Con faldas y a lo Loco, film de Billy Wilder en el que la actriz daba vida a Sugar, una preciosa cantante con una debilidad especial hacia los saxofonistas y un entusiasmo excepcional a la hora de explorar nuevas posibilidades en lo que a los cocteles se refiere. Y es que el hecho de no tener una coctelera a mano no iba a mandar al traste la improvisada fiesta que había surgido en el tren de camino a Miami, por lo que Sugar decide mezclar bourbon y vermut en una bolsa de agua caliente y preparar así manhattans para todas las muchachas sincopadas de Sweet Sue.
Y para finalizar, está el vermut dulce con el que liga Bill Murray. Este licor, compuesto de vino blanco y distintas especias y hierbas aromáticas, comparte denominación con el pase especial que se realiza en los cines, previo a las sesiones habituales. Y es que la palabra vermut hace referencia a la bebida lo mismo que a dicha función matinal de cine o teatro. Una curiosidad así le habría venido de perlas a Phil Connors, el personaje al que interpretara Bill Murray en Atrapado en el Tiempo, que no sabe cómo hacer que su bella compañera Rita se enamore de él. Así decide intentar seducirla afirmando que su bebida favorita también es el vermut dulce con hielo decorado con un rizo de piel de limón y que esta le transporta a las puestas de sol en Roma. Poco a poco mientras repite el mismo día una y otra vez, Phil irá aprendiendo que el camino hacia el corazón de su amada no pasa sólo por compartir vermuts. Como vieron, me salí del tema, pero hoy es un buen día para probar un Martini. Salud por ello
Escribe John Santa Cruz