Esta semana tuve la oportunidad de entrevistar en televisión y a nivel nacional a Hernando de Soto, uno de nuestros más afamados economistas. Hablamos sobre la crisis sanitaria global, la pandemia y sobre el significativo impacto que ha recibido la economía. Además, ahondamos en el presente y el posible futuro del país.

Cuando abordamos la situación del Perú, conversamos sobre el modelo económico y por qué no está dando resultados positivos. De Soto fue enfático al señalar que nuestro país no tiene un sistema de capitalismo moderno. Por el contrario, lo definió como un modelo mercantilista,  describiéndolo como un modelo en el que los grupos mercantilistas no necesariamente complotan contra los más pobres, pero que estos les importan poco.

Dijo, además, que dichas agrupaciones utilizan a los principales estudios de abogados y a la mayor parte de medios de comunicación para promover y defender sus intereses. Asimismo, agregó que no es sostenible ni viable un país en el que el sistema funciona únicamente para el 30% de la población. Si el 70% de la población queda fuera del sistema, no hay forma de sostener que dicho modelo funcione adecuadamente, al menos no para la mayoría de los peruanos.

El acceso de los ciudadanos al crédito es uno de los problemas que dificulta e imposibilita que la gente pueda hacer empresa. Y es de conocimiento público, que sin empresas es imposible apreciar un desarrollo progreso. También, hablamos sobre los inmensos intereses que cobran los bancos que operan en el Perú. En ese sentido, es preciso mencionar que, si existiese mayor competencia y si los peruanos pudiésemos acceder a créditos con intereses razonables, el desarrollo sería más sencillo. Cabe resaltar que De Soto sueña con un país de empresarios.

Hernando De Soto

Recordamos con Hernando De Soto, la época del terrorismo, los apagones y los coches bomba. Él advirtió que si no se realizan cambios importantes al modelo actual -que permitan incluir a los hasta hoy excluidos- las protestas sociales serán inevitables e insostenibles. Las elecciones generales serán el 11 de abril del próximo año y si el gobierno no responde a las necesidades de las mayorías, el pueblo elegirá a quien represente un cambio radical con el modelo. El asunto es que el cambio puede ser para mejor o para peor.

 La gente podrá votar por más competencia real o por un intervencionismo que puede terminar causando más daño que beneficios. Lo cierto es que mantener el statu quo no parece realista en un país que reclama a gritos que se acabe de una vez por todas con los privilegios de grupos oligopólicos que se siguen aprovechando de los más pobres. El Perú requiere un gobierno que se haga respetar y que no esté permanentemente beneficiando a los monopolios y oligopolios que cada vez adquieren más poder.

En nuestro país, hemos permitido situaciones que no se dan ni en el país menos desarrollado de África. El nivel de concentración y de integración vertical de los principales grupos económicos no se permite en los Estados Unidos ni en países de la región que optaron por una economía libre y con competencia real. De Soto promueve una economía libre, en la que no se permita que los más grandes abusen de sus posiciones de dominio. Un país libre necesita instituciones sólidas y acceso a la propiedad y al crédito.

La prosperidad, el desarrollo y el bienestar no se alcanzarán manteniendo un modelo mercantilista que no contribuye a que los pobres salgan de la pobreza. Es necesario realizar cambios importantes a nivel institucional para que nuestro país tenga un futuro idóneo. Las medidas paliativas basadas en un sistema que imposibilita que la gente salga de la pobreza no van a servir de nada.

El pueblo peruano parece estar despertando y cada día son más los ciudadanos que atisban la ineficiencia actual. En una democracia que funciona -hoy fundamentalmente gracias a las redes sociales y a los medios de comunicación realmente independientes- los peruanos podremos demostrar, en las próximas elecciones generales, ser los verdaderos dueños inmediatos de nuestro destino.