Una ciudad busca alzarse entre la orilla del Mar Rojo y las montañas en Arabia Saudí. «The Line», el proyecto de una mega estructura futurista que preservará la naturaleza y mejorará la habitabilidad humana, se percibe más real.

El gobierno de Arabia Saudí presentó hace poco uno de sus proyectos más ambiciosos hasta la fecha: la primera ciudad lineal del mundo. Con una escala de 170 km de largo, 200 metros de ancho y más de 500 metros de altura, «The Line» promete revolucionar la forma en la que la sociedad interactúa con el ecosistema.

Diseñado para albergar a 9 millones de habitantes, fue planeado como un edificio, pero, a su vez, una metrópoli. Va a estar compuesta por dos edificios paralelos de más de 500 metros de alto conectados por diversas pasarelas. Al mismo tiempo, estarán divididos en módulos donde los habitantes podrán encontrar todas sus necesidades básicas en menos de cinco minutos de caminata.

Este proyecto, diseñado por NEOM —empresa del príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman—; lleva más de un año y medio en la fase de planeación, sin embargo, aspira a ser una ciudad tanto inteligente como sostenible, con grandes rascacielos y sin la necesidad alguna de coches ni carreteras.

Asimismo, no contará con calles propiamente dichas, puesto que se busca que funcione con energía renovable que priorice la salud y bienestar de los habitantes en el tema del transporte e infraestructura. Siguiendo está tendencia, se planea la implementación de un tren de alta velocidad que pasará por debajo de los edificios espejados y será capaz de desplazarse de un extremo a otro en tan solo veinte minutos

También denominada como «Mirror Line», la ciudad quiere reducir la huella de carbono, concentrando todas las actividades en una gran línea urbana para tener un impacto ambiental de solo el 2% de una urbe convencional. Esto debido a la intención del príncipe Mohammed para diversificar la economía del reino y dejar de depender del petróleo. De esta manera, la ciudad presentará energías renovables y sostenibles que impulsarán todos los establecimientos y edificios dentro de ella.

Se contará con un sistema de inteligencia artificial y robótica que se encargará de gestionar todo lo ocurrido dentro de «The Line» a través de un análisis de datos constante y permanente. Aunque esto da pie a algunas dudas sobre el manejo de la privacidad de sus habitantes, se espera encontrar un equilibrio para no incomodar a los residentes. Por otra parte, los ciudadanos podrán disfrutar de un servicio de comidas ¿No te apetece cocinar? Por medio de un método de suscripción similar a Netflix, este espacio ofrece un servicio de desayuno, almuerzo y cena permanente.

Estará dotada de una agricultura vertical, un estadio a más de 300 metros de altura, un puerto deportivo para yates en el Mar Rojo y, por supuesto, un aeropuerto conectado con el 40% de la población mundial con vuelos de unas cuantas horas. «The Line» parece, a todas luces, una ciudad perfecta y completa para sus habitantes.

La estrategia para construir este gran proyecto es hacerlo por etapas. Primero, creando estructuras de 790 metros de largo y alturas variables de hasta 487 metros, que luego se conectarán entre sí para establecer la distintiva forma que le da el nombre a la ciudad. En un principio, el plazo de finalización fue el año 2030, sin embargo, ideas de esta envergadura no están exentos de problemas.

Según The Wall Street Journal, es necesario resolver varias cuestiones antes. Un ejemplo de esto es la gestión de la migración de millones de aves a través del desierto. Además, una evaluación inicial de impacto de «The Line» llevada a cabo el 2021, indica que el proyecto podría tardar 50 años en construirse por completo.

Por otra parte, existen otras preocupaciones por la probabilidad de que las personas quieran evitar vivir en un entorno como el propuesto debido a la pandemia de la COVID-19. También porque el gran tamaño de la ciudad afectará las dinámicas de flujos de aguas subterráneas en las ramblas del desierto y limitará los movimientos de la fauna local.

No obstante, a pesar de todas las dificultades, esta es una propuesta ambiciosa que busca revolucionar la arquitectura moderna. Una ciudad futurista que quiere formar parte de un nuevo modelo de calidad de vida, florecientes empresas y una manera de proteger y cuidar el medio ambiente. Solo el tiempo dirá si un sueño de esta magnitud se hará realidad.

Escribe: Abraham Calderón