Durante el último año tuve la oportunidad de visitar el interior de nuestro país. He recorrido calles, carreteras y valles inmensos que me permitieron apreciar las riquezas que el Perú puede ofrecernos. Terminé enamorándome de su estilo de vida tan pausado y alegre. Luego de haberme encariñado con tanta gente y conocer sus culturas a través de la sazón, este inicio del 2023 fue para mí un golpe directo al corazón pues, por medio de las noticias y las redes sociales, pude ver la situación tan crítica que atraviesan los restaurantes en provincia.
No soy una veterana gastronómica, pero como periodista en este rubro, me produce gran aflicción observar en la pantalla que muchos de los cocineros emprendedores que conocí en cada viaje, hoy recolectan leña para sacar a flote sus picanterías. Hay llantas quemadas frente al imponente hotel Tambo del Inka e, incluso, el bloqueo de carreteras en Ica donde viví la primera vendimia de mi vida. Para cada persona, turista o ciudadano de dichas ciudades, existen mil motivos por los cuales valoramos todas las regiones en las que hoy se ha levantado una ola de manifestaciones que, aparentemente, aún no tienen cuándo acabar.
A fines de enero, los noticieros anunciaban que los balones de gas alcanzaron un precio de hasta 120 soles, una cifra que parece sacada de este mundo y que repercute directamente en el bolsillo de todos. De acuerdo con el portal Barcelona Culinary Hub, en cada restaurante los suministros básicos como el gas representan un 15% del gasto mensual de mantenimiento para sacar a flote un negocio. Sin esto es prácticamente imposible poder cumplir con la demanda de los comensales.
Existen otras alternativas como el horno de barro o las cocinas de inducción. ¿Realmente se puede cocinar a la velocidad requerida para cumplir con todos los pedidos? Una de las imágenes más chocantes que vi fue en una picantería cusqueña, donde la propietaria compartía con sus seguidores que su esposo había emprendido un viaje en búsqueda de gas. En otros videos se evidenciaba cómo alimentaban el horno de barro del local con palos y leña a fin de cocinar algunos platillos. ¿Hasta dónde hemos llegado?
Hace poco, los gremios del rubro turístico solicitaron declarar en emergencia el turismo en Cusco luego de la pérdida aproximada de 13 millones de soles al día. Con justa razón, esta medida debería ser tomada en cuenta. Son varias las regiones que sufren las dificultades para abastecerse de insumos básicos como frutas, verduras y otros alimentos que acá en Lima, por suerte, no hemos extrañado tanto. Es importante hacer un llamado a la paz y al orden con el objetivo de salvaguardar la integridad de todos aquellos negocios que con mucho esfuerzo han logrado salir adelante.
Si imaginamos al Perú como un gran banquete, el día de hoy nuestra mesa estaría vacía. No existe aún la forma de remediar esta división que ha enemistado a todos nuestros compatriotas. La gastronomía une, nos congrega y no hay acto más sagrado que compartir el alimento con otros seres humanos. Lamentablemente, falta mucho para que nuestro país vuelva a ser uno solo. El recelo entre los peruanos debe detenerse. Solo así volveremos a aceptarnos mutuamente.
Escribe: Fiorella Gómez (@periodisteando.pe)