El vino es un producto estrella que no ha dejado de consumirse en estos tiempos de confinamiento y que, además, ha ganado en cuanto a relación de intimidad con sus consumidores en la misma proporción en que ha perdido en cuanto a su papel de hábito social. Las ventas de las bodegas caen en picado de ventas debido al cierre de la restauración y de las tiendas especializadas mientras que, por el contrario, las ventas en supermercados y en online han crecido de forma notoria, hasta un 62,7% según un estudio de la empresa Gelt. La cuestión es qué tipos de vinos pierden y cuales salen ganando.
Hace dos semanas la Federación Española de Enología (FEAE), y su presidente Santiago Jordi Martín firmaban un comunicado con respecto a la emergencia del COVID-19 sobre la contaminación del vino, la contaminación de los envases, y los efectos del vino en la acción del virus. Allí se afirmaba “con la debida precaución, debido a que se trata de un nuevo virus, la FEAE, tras un debate con importantes representantes de la comunidad médica y otras asociaciones internaciones de enólogos, señala que la supervivencia del virus en el vino parece imposible porque la combinación concomitante de la presencia de alcohol, un ambiente hipotónico y la presencia de polifenoles, impide la vida y la multiplicación del propio virus”.
Y en cuanto a ingerir vino y a su relación con la patología, la FEAE señalaba que “el consumo moderado de vino, vinculado al consumo responsable, podría contribuir a una mejor higiene de la cavidad bucal y la faringe, esta última zona donde anidan los virus durante las infecciones”. Esta opinión de la Federación de Enólogos que ya ha sido muy rebatida en redes, especialmente ante la falta de estudios recientes aplicados a un coronavirus como el actual, se basaría en un estudio publicado por la revista estadounidense Science por investigadores de la Escuela Universitaria de Medicina Washington, que revelaba que los flavonoides del vino podrían detener el avance de la gripe y limitar sus síntomas con un consumo responsable y moderado, en personas sanas y sin patologías anteriores.
Los flavonoides son compuesto fenólicos de origen vegetales que tienen propiedades antioxidantes y que podemos encontrar en abundancia en productos como las pieles de la uva, el vino o el té. El confinamiento a causa de la pandemia está generando también nuevos hábitos en el consumo del vino que está modificando todos los parámetros establecidos antes de la expansión de la enfermedad. Según Lavinia, sus ventas online de vino se han disparado durante la cuarentena a valores propios de las fiestas navideñas. La cuarentena está marcando cambios de rutinas y de consumos que habrá que ver como impactan cuando esta pesadilla haya pasado.
El vino, lejos de ser apartado de las rutinas diarias, está ganando protagonismo frente al confinamiento y a las restricciones que ello conlleva como resultado de los esfuerzos tanto de las bodegas en sus plataformas de venta online con grandes descuentos y/o donaciones en la lucha contra el coronavirus, o en campañas intensas en las redes sociales cuyo uso se ha disparado más de un 55% durante estos días; como por parte de los grandes especialistas en venta online. Como explicita la consultora Wine Intelligence en su informe de abril para identificar las consecuencias de la pandemia en el consumo de vino durante las primeras semanas de confinamiento global se ha disparado la compra online.