Fátima Aguilar es un ejemplo más de que, para tener éxito, tenemos que abrirnos espacios impulsados por la vocación. Además, su carrera como abogada le permite llegar con mayores argumentos a la televisión, donde espera haber encontrado su lugar en el mundo.

Desde pequeña, la conductora de Latina no solo disfrutaba de las clases de Historia y Comunicación en el colegio, sino también de llegar a casa y no perder la línea, ya que los temas de interés eran de la misma índole. Se compartía sobre los dominicales que veía junto a sus padres, debido a que, para ellos, siempre fue importante formar a una persona preocupada por la actualidad política del país.

Ella veía algo especial en aquellos voceros de la noticia; por ello, siempre tuvo un gusto por el mundo de la comunicación. No obstante, el derecho era el camino que debía seguir según sus principales consejeros. Por supuesto que les prestó especial atención y así inició sus estudios. Con el pasar de los años, vería una oportunidad en algunos castings a los que no dudó asistir. De esta manera llegó a Sol TV en paralelo al 4to año en la universidad.

Le gustaba ser parte de las noticias en un medio de su tierra natal. Aun así, hoy en día importa y pesa mucho llegar con buenas credenciales a un medio para establecerse e ir creciendo. Debido a ello, optó por un horario no tan rígido en América TV de Trujillo y acabar de buena manera la universidad. De este modo lograba un mejor balance para su futuro profesional. Vemos que el gusto no desaparecía.

Luego de un tiempo llegó a Exitosa, donde pasó inolvidables experiencias y guardó registros del desarrollo de la pandemia. Ver la Vía Expresa o la av. Javier Prado llenas de militares, le impactó. Lamentaba reportar cómo la plaza de Trujillo, donde solía jugar, ahora era zona de largas colas e incertidumbre. Considera que los ciudadanos fuimos adoptando las medidas sanitarias poco a poco, y era así como tratábamos de entender la realidad.

A pesar de que la conciencia ciudadana se fortalecía, la pandemia avanzaba a un ritmo más acelerado. Se esperaba una etapa más de esperanza que de muertes. Al realizar su función, cree que la noticia debe llegar al público sin distinción, pero, a la vez, ser empática, porque no todos los peruanos tenemos las mismas condiciones para cuidarnos o quedarnos en casa. Lo que más duele es ver gente abandonada, la cual debería recibir apoyo de la sociedad civil y del gobierno central.

Las redes sociales, según argumenta, han tomado mayor peso. Desafortunadamente, suelen ser las difusoras de fake news que no permiten que nos involucremos más allá de un simple video. Lo que más le inquieta es que hay líderes de opinión que no filtren buena información, generando que aquellos que los siguen no se vean beneficiados. Su recomendación es apreciar los diversos canales y sumergirse bien en ellos.

Refiriéndonos a la política, campo conocido por ella, no ve mal que esta campaña electoral haya tenido múltiples candidatos que representen la diversidad del Perú; sin embargo, es raro ver que partidos semejantes no se pudieron unificar y ser la voz de una parte de la sociedad. Aconseja no solo ver la propaganda, sino estudiarla, para saber quién verdaderamente nos representa. Fátima ha descubierto en la prensa una forma de ser una intermediaria de la noticia.

Escribe: Alex García (@alexon.32)